Comerte una parpatana de atún en un sitio que no es tu casa, pero que te trata igual que si lo fuera.
Hacer surf, el agua fría, la arena.
Correr por las Breñas bajo la luz de la Luna Llena en agosto. Perderte en un lugar lleno de gente, donde no ves a nadie entre los árboles.
Conocer las historias de la ciudad más antigua de Europa, y de los pueblos más nuevos. Saber que hay formas de vida moderna más allá de las ciudades industriales. La alternativa al ruído. La cara pintada de Carnaval
El lujo sostenible del aire limpio. Las ilusiones y sueños de una juventud que cuida a sus mayores. Las raíces. Lo que es rural, pero no rudimentario. La gente que hace humor de la desgracia.
La mejor comida que puedes comerte, el vino de Jerez. Las fiestas que se alargan porque estamos a gusto juntas. El levante que se lleva todo lo malo. Las casas pintadas de blanco. Los patios y fachadas llenos de flores. Los azulejos árabes.
La música que te envuelve, el arte que está por todas partes. Los que estamos cerca de África, porque sabemos que África estuvo antes aquí. La playa y la motaña.
Tú lo sabes, y nosotras también; el sur te llama.
Y sólo vamos a pedirte una cosa a cambio de cuidarte cuando vengas; cuida al Sur cuando lo tengas.